El primer ritual de noviembre prometía mucho desde el flyer. Comediantes de la talla de Flor Di Felice y Rodrigo Blanco nos acompañarían en la dura y placentera misión de hacer reír, así que teníamos un plantel de lujo para encarar una noche en la que, por los pronósticos de lluvia, amenazaba con ser muy difícil.

Sin embargo, a la hora del show las primeras nubes comenzaban a surcar el cielo y la gente se animó a acercarse al Paseo La Plaza para comenzar el fín de semana riendo a carcajadas.

A las 23:00 horas aún seguía entrando gente a la sala George Harrison de The Cavern Club, por lo que preferimos demorar cinco minutos sacrificándolos en pos de un show con una buena cantidad de espectadores.

A las 23:05, las luces se apagaron y, en el camarín, empezamos a palpitar el ritual. Maxi Grillado eligió centrar su presentación en la interacción con el público y, aunque resignó un poco de material, dejó la sala bien caliente para que Rodrigo Blanco se luciera con sus clásicas pinceladas de humor negro que tanto le gustan a los espectadores. Así, para el momento en que Roberto Miranda entró en escena para interpretar "La Grieta" junto a Maxi, la sala estaba extasiada.

Como pocas veces, el público escuchó la canción atentamente para entender la letra desde el principio hasta el fín, lo que provocó un estallido de aplausos en el final que se prolongó hasta el ingreso de Flor Di Felice. Con Flor, como era de esperar, no dejaron de reír y aplaudir cada uno de sus chistes. Una vez más, sacó patente de crack.

El final es conocido pero no por eso previsible. Para los que conocemos el show, sabemos que se viene la fiesta en cuanto Rober empieza a calentar el escenario con su humor. Para los espectadores, es solo un pelado muy gracioso contando sus mejores anécdotas ya que no saben que se vienen las parodias de "Felices los 4" y "Antes y Después" para acabar la noche cantando, bailando y aplaudiendo. Da mucho gusto compartir escenario con amigos que ya conocen el espectáculo, lo disfrutan tanto como nosotros y saben hacer reír como verdaderos profesionales. No por nada, siempre volvemos a invitarlos... y siempre regresan.