El viernes 25 de Mayo vivimos la crónica de una noche anunciada. El feriado patrio, en combinación con el excelente clima y la presencia estelar de Damián Quilici, auguraban una excelente convocatoria y así fue como sucedió. La sala George Harrison de The Cavern Club, una de las más lindas del Paseo La Plaza, se llenó rápidamente y, literalmente, colapsó.

Minutos después de que el último espectador se sentara en su mesa y el cartel de "Entradas agotadas" hiciera su aparición en las ventanillas de la boletería, Maxi Grillado hizo su aparición para hacer una presentación extendida ya que, como nos tiene acostumbrados, entró en confianza con el público que, por suerte, era mucho. La presentación fue tan amena que no dio espacio a mucho más y, tras quince minutos de charlas, chistes y pincelad


as de Stand Up, Maxi presentó al invitado especial de la noche: Damián Quilici, uno de los máximos referentes del Stand Up Villero.

Damián se lució con un monólogo increíble de más de veinte minutos que hasta pareció corto. El público lo disfrutó tanto que después de reír sin pausa escuchando sus desventuras y su particular manera de ilustrar su forma de vida, lo despidieron preguntándose qué les esperaba sin imaginarse como podía continuar el show.

A continuación, Maxi y Roberto aparecieron en escena para interpretar "La Grieta". Esta vez, más prolija que nunca, la canción salió impecable y el público la disfrutó aplaudiendo y riendo sin parar.

El final transcurrió por los carriles ya conocidos con la particularidad de que Roberto Miranda pudo desarrollar su monólogo con total soltura ya que fue uno de los shows mejor cronometrados de Colapsados y la gente lo estaba gozando tanto que se sentía llena y todo lo que Colapsados le estaba ofreciendo parecía un bonus track. Como no podía ser de otra manera, el bonus track de cada noche llegó de la mano de "Antes y Después" para que los asistentes y los comediantes se despidieran cantando y bailando para recibir el sábado.

Sin dudas, todos vivimos una noche inolvidable de esas que siempre queremos repetir aunque la vara cada día nos quede más alta.